La guarda y custodia
Uno de los principales asuntos que hay que abordar cuando se toma la decisión de romper una pareja o iniciar un proceso de divorcio, es el delicado tema de la custodia de los hijos que la pareja tenga en común.
Cuando recibimos a nuestros clientes, apreciamos que hay ciertas confusiones entre los conceptos de patria potestad y guarda y custodia.
Aprovechamos para intentar poner un poco de luz y explicar que son dos conceptos diferentes:
La patria potestad la ejercen, salvo muy contadas ocasiones, de forma conjunta ambos progenitores y comprende el derecho y el deber de velar por los hijos (alimentarlos, acompañarlos, educarlos, etc.) siempre buscando el mejor interés de los mismos, así como representar y administrar sus bienes.
Por guarda y custodia se entiende vivir, cuidar de ellos en el día a día y asistirlos en lo que necesiten de forma cotidiana. La guarda y custodia de los hijos puede ser de uno de los progenitores, puede ser compartida por ambos o ser otorgada a un tercero.
La custodia de los hijos: una cuestión primordial
Si la pareja decide romper la convivencia, en el caso en el que haya hijos en común, una de las principales cuestiones a definir es cual va a ser la situación de los menores, teniendo muy en cuenta que éste va a ser el régimen que marcará en adelante su relación.
La familia tras la ruptura no se rompe, sino que pasa a estar configurada de forma diferente y esta nueva dinámica de convivencia tiene que ser definida en lo referido a estancias, pernoctaciones, visitas, vacaciones y gastos económicos.
Son muchos los detalles a concretar… cada familia tiene sus prioridades, sus circunstancias y casi ninguna es igual a la otra.
Lo que en una familia funciona, en otra puede no tener cabida alguna.
¿Por qué la mediación?
La mediación es una vía extrajudicial de gestión de conflictos, cuyo principal objetivo es trabajar con las partes para conseguir acercar las posturas y llegar a un acuerdo.
La mediación nos permite tratar de forma individualizada y dialogada el conflicto, creando un espacio en el que ambas partes expresen sus miedos, sus intereses, sus preocupaciones y sus expectativas.
Se brinda la oportunidad de que las partes creen sus propios acuerdos, decidan ellos mismos y no una tercera persona (juez) que desconoce las circunstancias más íntimas, personales y emocionales del entorno familiar.
Los acuerdos alcanzados en mediación tienen fuerza ejecutiva al igual que una sentencia, pero además evitan alargar los procedimientos judiciales con posibles recursos.
Las estadísticas confirman que un acuerdo bien trabajado y consensuado, tiene un alto grado de cumplimiento y ejerce a su vez, una importante labor preventiva de cara a futuros conflictos, sentando las bases para un clima de buen entendimiento tras la ruptura.
Nuestra propuesta: una fórmula que funciona
Abordar los asuntos referidos a la custodia de los hijos y demás aspectos relevantes que se dan en un proceso de divorcio, desde una perspectiva integral: mediación, acompañamiento psicológico y asesoramiento legal.
El temor a incurrir en más gastos, si con la Mediación no conseguimos llegar a un buen puerto, queda disipado: aseguramos la resolución definitiva del conflicto bien por vía extrajudicial, a través de la Mediación, o contenciosa si lo anterior no fuera posible.
Con esta garantía, la persona que acude a nosotros puede confiar que su conflicto se analizará desde todas las perspectivas y lo acompañaremos hasta encontrar la mejor solución, sin sobrecostes.
Los resultados obtenidos con esta fórmula nos avalan y nos animan a recomendarlo: un buen acuerdo evita muchos malos entendidos y sufrimiento a todas las partes. Aunque a veces el caso no puede ser resuelto al cien por cien de forma extrajudicial, en el camino cada resultado obtenido es un importante logro.
Si tienes una situación parecida y necesitas ayuda. Contacta con nosotros de forma gratuita y sin compromiso
